martes, 11 de enero de 2011

Percepción de la vulnerabilidad en América Latina


La percepción de la vulnerabilidad frente a unos mismos efectos varía sustancialmente de un país a otro. El impacto ambiental une a las regiones, pero su percepción de vulnerabilidad varía en función de las condiciones socio-económicas, las prioridades políticas de los países y del nivel de conocimiento de los posibles impactos del cambio climático a nivel nacional y local. Por ejemplo, dos naciones como Bolivia y Perú, afectadas por impactos climáticos similares, perciben su vulnerabilidad de manera diferente: la primera, prioriza las necesidades básicas de su población (seguridad alimentaria), la segunda evalúa los impactos en términos de cohesión y estabilidad social.

Además, la descripción de los fenómenos imputables al cambio climático varía mucho: países como Argentina y México saben identificar las provincias o los estados prioritarios y conocen cuáles son los sectores más afectados (por ejemplo, el desarrollo de Planes Estatales de Acción Climática en diversos estados de México); otros mencionan solo ecosistemas o sectores donde se imaginan que los efectos del cambio climático serán más fuertes, sobre todo en base a la información compartida a través de las comunicaciones de los grupos de trabajo del IPCC.

Para hacer frente a la amenaza de sequías y a los cambios temporales de patrones de lluvia, los países andinos están aplicando conocimientos tradicionales y especies nativas. A modo de ejemplo, la CMNUCC ha identificado entre ellas dos técnicas antiguas: los sistemas de Waru Waru en Perú (un antiguo sistema de irrigación y drenaje) y las Qhuthañas en Bolivia, que permiten recolectar y preservar los recursos hídricos. Bolivia y Perú han dirigido proyectos de cooperación con ONGs sobre este tema y han podido identificar variedades tradicionales locales con características de adaptación específicas a nuevos microclimas.
 
Los países de Centro América y México perciben que la agricultura (los cultivos de subsistencia y de mercado) es uno de los sectores más afectados por el cambio climático. Teniendo otras prioridades que atender como la salud, la seguridad y la educación, los gobiernos no han podido aplicar medidas sistemáticas de adaptación para este problema, pero se han identificado esfuerzos nacionales a nivel particular. Sus medidas se concentran en sistemas discontinuos de alerta y acciones esporádicas a nivel local. Los sistemas de alerta y prevención de riesgos en el Cono Sur son más efectivos y permiten responder a las exigencias de las poblaciones locales y de los sectores productivos, sobre todo en el ámbito de la ganadería.

El nivel de vulnerabilidad de la población rural de la cuenca amazónica es muy alto, ya que la región carece de servicios básicos (por ejemplo, el nivel de acceso de la población rural de Brasil al agua potable es del 58%, con un aumento de solo un uno por ciento en los últimos 15 años4), y, al mismo tiempo, atrae a numerosos colonos de los diferentes países de la cuenca. Entre los casos estudiados por la CMNUCC,
cabe mencionar una estrategia de adaptación que concentra sus esfuerzos en una especie de palmera muy común, cuyo valor etno-botánico y económico es escaso, pero que constituye una fuente de alimento en caso de sequías y de seguridad alimentaria (recolección de frutos de babaçu para la producción de aceite y proteínas).

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