miércoles, 12 de enero de 2011

Vulnerabilidad en Centroamérica


Se estima que Centroamérica produce menos de 0,5% de las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI) del planeta, pero al mismo tiempo es una de las regiones más
vulnerables ante los embates del cambio climático. El incremento de la temperatura
atmosférica y del mar, la reducción y la inestabilidad en el régimen de lluvias y el
aumento del nivel del mar, aunado a al intensificación de los fenómenos meteorológicos
extremos —como las sequías y los huracanes— impactarán en la producción, la infraestructura, los medios de vida, la salud y la seguridad de la población, además de que debilitarán la capacidad del medio ambiente para proveer recursos vitales.

Mientras que el reto y la solución definitiva en el nivel global exigen reducciones rápidas y significativas de las emisiones de GEI, el reto para Centroamérica consiste primordialmente en enfrentar los factores que han generado un alto nivel de vulnerabilidad subyacente en las áreas socioeconómica y ambiental, así como resolver los nuevos desafíos de adaptación a los cambios climáticos que ya se están evidenciando en la región.

La vulnerabilidad subyacente está ligada a un patrón de desarrollo de largo plazo, algunas de cuyas características son la pobreza en que vive aproximadamente la mitad de la población; las desigualdades socioeconómicas, de etnia y de género; el limitado acceso a alimentos y agua potable; la insuficiencia de los servicios de salud, educación, seguridad social, y de acceso de capital y crédito productivo; la dependencia directa de una parte de la población pobre de los recursos naturales para subsistir, y la dependencia de la economía en general respecto de un limitado número de sectores, productos de exportación y países de destino. En el campo político, aunque las décadas de conflicto armado han sido superadas y se han establecido sistemas democráticos electora-les, continúa el proceso de consolidar la democracia y desarrollar espacios de consulta y diálogo efectivo entre los sectores de las sociedades centroamericanas.

Esta vulnerabilidad social está interrelacionada con la fragilidad biofísica determinada por la ubicación geoclimática de estas sociedades. Entre el Pacífico y el Caribe, esta delgada tira de tierra en los trópicos ha sido gravemente afectada por ciclones y por el fenómeno de El Niño- Oscilación Sur (ENOS). Además, la interacción de la creciente población humana con su medio ambiente ha debilitado la capacidad de éste de proveer servicios, como agua, alimentos, energía y protección contra los mismos fenómenos naturales extremos. Las condiciones socioeconómicas empujan a la población pobre a sobreexplotar sus ecosistemas o a utilizar ecosistemas frágiles. En suma, tanto la población humana como el
medio ambiente del Istmo Centroamericano enfrentan el cambio climático con alta sensibilidad a su impacto y una reducida “resiliencia” 1 y capacidad de adaptación.

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